Cuenta Álvaro en su pagina de Internet http://www.biciclown.com que salio de
Oviedo España en el año 2004, y que desde entonces su bicicleta es su casa,
que no renuncio a ningún empleo ni el desamor lo empujo a la carretera, dice
que el cementerio esta lleno de soñadores y que no los quiere acompañar, la
muerte lo pillara con la cartera vacía y el corazón lleno de paisajes y
sonrisas. No le preocupan las pensiones ni jubilaciones, quiere volar sin
importar si tiene alas.
A Saltillo (México) llego pedaleando, volando, sin importar
la dirección del viento y el viento lo llevo a la Posada Belén. Si cada una de
sus pedaladas al rededor del mundo fueran sonrisas guardadas en sus alforjas,
esa tarde calurosa de mayo en la Casa del Migrante repartió millones, y las risas se escucharon
en El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua…Álvaro tambien los empujo a
enfrentarse con dignidad a un futuro incierto.
En la Angostura, a unos pocos kilómetros de Saltillo hizo su
ultima parada, se puso las alas y se monto en su bicicleta, se alejo pedaleando,
se fue haciendo cada vez mas diminuto hasta desaparecer en el árido paisaje de
Coahuila, atrás una estela de sonrisas.
¡Buen viaje Biciclown!